Les comparto lo mejor: Radiohead
Cuentos cortos 10
En el velorio de un amigo
Nadie dudó que R hubiera sido el mismo quien descargó el tambor completo del arma justo en la sién. Siete veces ininterrumpidamente.
Depronto, alguien preguntó ¿cómo era posible que él mismo se hubiese disparado siete veces en la cabeza?
La concurrencia se rió de buena gana pues a todos les parecía obvio, el informe del comisario Pólvora era “básicamente claro”:
“sujeto muerto a causa del él mismo, por motivo de desesperación marital avanzada, mediante arma de su esposa comprada el mismo día del suicidio...”
- Lo oyes...suicidio – recalcó alguien entre el público
- Sí, yo sé que es difícil dudar de lo escrito, pero..¡siete veces en el mismo punto!..poco probable – replicó otro.
- No se diga más, lo escrito escrito está, o quieres defender tu punto frente a la Real Academia de la Lengua – Susurró una dama polisémica que pasaba por el leaving...
- Por supuesto que no, sólo digo que dispararse siete veces en la cabeza uno mismo es algo heróico, más que epopéyico, fantástico, parace sacado de una novela inverosimil. Pero tienen razón, no tengo motivos para dudarlo y es mejor así – Respondo tratando de concluir.
- Claro que sí, mejor bebamos una copa para olvidar...lo – Dijo la esposa.
- Pero el recuerdo de R, que también muera en nuestra memoria – Digo.
- Amen! Respondieron todos a coro.
Cuentos cortos 9
Anuncio clasificado
I’m the next act
waiting in the wings
i'm an animal
trapped in your hot car
Me gusta confundir a mis amantes cuando les digo que quiero una aventura.
A veces no sé lo que significa la palabra “amante” y tiendo a atraerlos con la promesa de una noche de aullidos descomunales. Sin palabras.
Sí, la historia nunca se equivoca.
Aquel que me conoce sabe en realidad a lo que yo me estoy refiriendo cuando le muestro la profundidad de un arcoiris enmarcado con mis piernas...la promesa de un mendigo valdría más que todo lo que necesito en este momento de colores pastel y jugos bajos en azúcar. Cosas de mujeres, creo.
Ellos no pueden entenderlo. Sus cerebros funcionan a otros voltajes...no son siquiera las necesidades las que definen al hombre.
En este momento suena el teléfono al otro lado del cuarto. Navego hasta la orilla a contestar lo que parece otra respuesta a mi “clasificado” amoroso.
- ¡Mi vida amorosa está hecha jirones! – Contesto.
-Eres todo lo que necesito, estoy en medio de tu foto...entiendes - . Dice la voz más allá de la cuerda de cobre.
- Entonces regresa a componer, a darme una clase donde entienda las preguntas que hago todos los días. Por lo menos trae algunas sogas y maderos para enderezar lo que seguro romperás y luego quemarás para darle pureza.
Ah... y Trae dinero para pagar tu entierro porque será tan pronto como mi último aliento - Le digo.
Y así la conversación pudo llenar la habitación de tanta palabras que pudo haberse ahogado de tinta el diario dominical más extenso del planeta. Promesa demagógica.
Cuentos cortos 8
Abrazo
Elevado
(En un metro cuadrado sí que puedo decir que hay intimidad).
Escribo en un cuaderno amarillo hepático lo que pienso pero se evapora…
“Labores del día…”, pero mi mirado se detiene ante un silbido que me trajo la brisa guajira de estos días…en medio de los rieles que adornan la vía metálica del tren que se pierde en mi horizonte, corre un hombre que soy yo en mi juventud persiguiendo el último vagón, entonces en un parpadeo de poca lucidez, bajo acelerado a su encuentro…él me abraza como un ave…me abrazo y siento que en pocos segundos conoceré el carbón bajo el hierro caliente de mi amante. Soy menos infeliz ahora.
Cerrejón - Guajira, julio de 2006.